Ser padre es lo más hermoso del mundo, pero con ello viene una cantidad de cosas para la que no estamos preparados, ver sufrir a un hijo es tan doloroso y te hace sentir tal impotencia por no poderle evitar ese dolor, eso no sólo aprendí recientemente sino que me dio una enseñanza, mi pequeño de 3 añitos se resbaló en el baño y aún yo teniéndolo en brazos se golpeó y cortó en la barbilla, él lloraba de dolor y miedo, y cuando el doctor en el hospital lo cocía podía ver el miedo en sus ojos y las lagrimas de dolor, no podía resistir verlo así y me pregunté tantas veces, “por qué si estaba ahí con él, le pasó esto”, y en mi meditación comprendí que aún estemos los padres al lado de nuestros hijos, no podemos evitar que cometan sus errores, que caigan, que sufran en algún momento, lo importante es estar cerca para ayudarlos a levantarse, para acompañarlos en este trayecto de vida que no siempre es color de rosa, para guiarlos; nosotros como padres debemos mostrarle fortaleza para enfrentar cada tropezón, quería llorar al verlo así, pero le iba a demostrar una debilidad que no deseo que él viva, pero la lección más grande me la dio ayer cuando orondo y con una sonrisa me mostró sus puntos, él cayó, lloró y se recuperó, lo más importante aprendió una lección, que debe tener cuidado en la bañera, y ello no quiere decir que no entra en ella para bañarse, así es la vida y eso es lo que nos enseñan los niños, los problemas son para enfrentarlos y aprender de ellos, el temor de haber cometido un error no nos puede debilitar y dejar atónito para seguir adelante, hay que levantarse y luchar con todo lo que se tiene, y mostrar una sonrisa aún cuando no todo vaya como deseamos que sea, Dios bendiga a mi pequeño y me dé siempre la luz para guiarlo por el mejor camino.
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1 comentario:
Se te olvida decir, que con todo y todo, fue más valiente que nosotros dos en el hospital. jajaja
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