miércoles, 23 de septiembre de 2009
Te amo y punto
“Existen tres formas de amar: 1. Te amo si... A veces el amor se da siempre y cuando se cumplen ciertas condiciones. 2. Te amo porque... El segundo tipo de amor es un pariente cercano al amor condicional. La persona dice te amo porque es muy hermosa; o te amo porque me haces reír; te amo porque me hace sentir bien. 3. Te amo, y punto. En esta tercera forma de amar una persona ama a la otra sin condiciones, y sin depender de la personalidad. Podríamos decir que es un amar "a pesar de". No estamos hablando de un amor ciego. En realidad se trata de amar a la persona conociéndola como ella es, con sus fracasos, sus carencias, o fallas. Aceptando esa persona totalmente sin exigir nada en retribución. No hay forma que se pueda ganar ese tipo de amor, y que se pueda perder. No está atado a nada. Esta es tal vez la forma más difícil de amar”
Entonces comprendí lo que hace meses mi esposo me dijo en su post:
http://coyoteflacoyloco.blogspot.com/2009/07/te-amo-mire-no-me-ofenda.html
Y puedo ver que tanto le he reclamado su forma de amar y es la manera más sincera de hacerlo, sin condiciones, ni de te amo por, simplemente Te amo y punto, aceptando que soy un ser humano lleno de errores y defectos, aceptando que el tiempo nos hace cambiar; no podemos ver el final de ninguna relación, si será eterna o durará horas, es como la vida, hoy respiramos, mañana sólo Dios tiene la respuesta. Por ello no puedo exigirle una promesa eterna, que jamás me abandonará, ni yo a él; pero he de entender algo y espero que muchas mujeres lo hagamos, vivir cada instante de nuestra relación con amor, humildad, comprensión, conduce más a la verdadera felicidad que buscar errores en el pasado o promesas del futuro, que al final nos hace perder el presente y ese maravilloso momento que vivimos con quien amamos.
miércoles, 16 de septiembre de 2009
Yo con tu edad y mi experiencia
Yo con tu edad y mi experiencia!!!, estas palabras retumban a cada instante recordando aquel día hace 10 años, sentados bajo la sombra de un árbol, mi padre y yo; en ese momento no entendí lo que quiso decir, y quizás aún me cuesta un poco entender; pero si lo hubiese entendido y a los 20 años mis actos tuviesen un poco de la experiencia de mi padre, otra sería la realidad.
Como en la adolescencia luchamos por ser mayores y probar el mundo en esos escasos años, apenas cumplimos los 15 ó 16 años y ya estamos soñando con la boda perfecta, con la cantidad de niños que deseo tener, con el príncipe azul, unas se lanzan, otras ya a los 20 creen que le está llegando la hora, y gracias a Dios hay quienes esperan más; aquella tarde mis ideas eran vivir intensamente, hacer todo lo que hacen las adultas, pero a mi modo de juventud no hice las cosas como debían ser, adelanté el matrimonio, los hijos, y eso me costó tantas lagrimas, querer estudiar después de, cuantas horas que le faltó a mis hijos el calor de madre entre cuadernos, horas de estudio y trabajo; no viví cada paso de mi vida, salte escalones que en lugar de hacerme llegar más rápido me ha hecho rodar hacia abajo para empezar lo que dejé atrás.
Yo con 20 años y mi escasa experiencia leería más libros e iría a menos fiestas, lucharía por la universidad, y mejor preparación profesional y pospondría los amores, viajaría más sin dolor que dejó nada tras de mí, disfrutaría más de mis familiares, porque llega el día que cada uno tiene que seguir; pero como es difícil volver el tiempo atrás, sólo pido a Dios que me dé la sabiduría de guiar a mi hija a que entienda que los lodos del presente son productos de aquellas aguas pasadas, que sepa que un día puede sentarse a pensar por qué no aproveché mejor el tiempo de siega, para hoy disfrutar plenamente de mi cosecha, preguntarse quizás una y otra vez, ¿qué haría si yo tuviera 20 años con mi experiencia?.
miércoles, 9 de septiembre de 2009
Confundida
Dolor en el centro de mi ser
Un órgano palpitante de inquietudes
Y desde las alturas caen amarguras convertidas
En simple lagrimas incesante,
Cuantas preguntas a las que no descubro repuesta
Cuantas dudas, que no me conducen a nada.
Y aquí estoy clamando en el silencio, una luz
Que ilumine este sendero tan difícil que es la vida,
Buscando como reconstruir lo que un día
Tan solo destruí sin pensar, reedificar la mujer que
Aun sé vive en mí, pero que la desconfianza la ocultó,
Contradiciendo acción y pensamiento, aceptando,
Permitiendo heridas sin reclamar, y aquellas que a pesar de
Todo se impone y demandan, se convierten en llagas más
Profundas, enterrando cada día la seguridad interior,
El amor propio.
Y aquí estoy clamando en silencio el auxilio que
Ni siquiera sé si he de aceptar, suspendida entre lo que quiero
Y lo que debo, ensordecida al mundo, impugnando toda palabra
Y entonces, vuelvo al inicio entre dudas y sufrimientos.