Durante un viaje en autobús escuchando entrometidamente conversaciones ajenas entiendo que muchos y me incluyo en ello buscamos cantidades de excusas para desistir de un proyecto, o justificar aquello en lo que fallamos o abandonamos, y de repente me llego a la mente el nadador Marcos Díaz, cuánto se puede aprender de él, hice un análisis personal, comenzando con recordar una querida amiga de la universidad el año pasado cuando comenzó su proceso de divorcio, allí estaba yo fuerte, dándole ánimos, como aquellos que van junto al nadador montado en la barca, frases: tu puedes salir adelante, no necesitas de alguien que te engañó, eres una mujer fuerte, luchadora; si, cuanto animo, pero este año quien estaba metida en esas aguas fui yo, y ahora comprendo que para ella no fue tan fácil como quise hacérselo ver, hay que estar en el agua, dando brazada contra brazada, sintiendo el calambre, la falta de aire y el cansancio para saber cuán difícil es ese momento, pero el nadador sabe si se rinde o lucha a pesar de lo fuerte que puede ser, sabe hacia dónde va, cual es su meta, y sabe que al llegar la satisfacción será enorme, puede que no siempre se llegue, incluso para lograr metas tan altas debió comenzar con pequeños tramos, y cada vez se hicieron más competitivas consigo mismo, en otros momentos simplemente no llegó, pero no se sintió derrotado, entendió que debía analizar donde debía mejorar, si debía practicar más, en una ocasión incluso no alcanzo la meta de ese día no por él, sino mas bien porque la barca que a su lado daba ánimos estaba dejando aceite en el agua y eso le impidió seguir, y así es la vida, aquellos que de alguna manera y sin deseos maliciosos pueden echarnos aceite en el agua, ello no debe ser una excusa, y más que culpar y justificar no llegue porque, aprendió como debe ir la barca cerca de él, aquellos que están cerca de nosotros también debemos entenderlos y tomar lo mejor que nos dan para continuar este camino que en unos momentos vamos solos, otros en compañía, y allí estaba ese nadador increíble intentándolo una vez más, pero somos nosotros los seres humanos en su mayoría así?, entendemos que hay momentos de triunfos y otros de aprendizaje, porque yo no quiero llamarlo fracaso, quiero llamarlo aprendizaje, y aunque contemos con esa barca, solo nosotros mismos podemos decidir si seguir nadando para no dejarnos ahogar, para llegar a donde pretendemos, o decidimos anotar en nuestro libro de vida excusas tontas para las tantas veces que no seguimos hacia la meta, yo quiero seguir nadando a cada una de mis metas y cuando llegue quiero al igual que marcos proyectarme a metas más grandes sabiendo que como hija y princesa de un rey mi Dios puedo llegar tan lejos como me lo proponga, no importa si la corriente es fría, si el cansancio me vence un día, si la barca que va a mi lado no me ayuda como ella quiere, no importa cuántas veces falte el aire para continuar, o cuando las fuerzas físicas se están agotando no quiero una excusa para mañana ver construido un muro de fracasos donde yo y mas nadie sin buscar culpables puse ladrillo tras ladrillo, es momento de derrumbar esa pared que comencé hace 18 años, que mi mama es depresiva, que papi se marcho, que mi hermano no está bien y hay que ayudarlo, que ese esposo no era lo que esperaba, que perdí tiempo de estudiar, hay quienes no me entiende, me siento solo, que el trabajo no era lo que esperaba, que él me engaño, que aquel me dio un mal consejo, que el dinero me limita, que, que, que… y así pasaríamos paginas interminables buscando justificaciones vanas para llegar a una conclusión, gran cosa, la verdad es que simplemente flaqueaste por debilidad, te dejaste vencer ante el primer obstáculo, y que hiciste tu además de quejarte, cambiaste el destino, seguiste nadando en el mar de la vida sin mirar atrás, sin pensar más que en la satisfacción de la meta que te espera, sino es así, es momento de olvidar quien no viene nadando tras nosotros aun suene cruel, o me dejare ahogar porque otros no siente el deseo de seguir, es momento de olvidar, si el agua es fría, si me dio calambre, si esa brazada me trajo dolor, si el aire se me fue, si estoy tan cansada para seguir, esa es la vida estamos en medio del mar, que haremos justificar para dejarnos hundir en el fracaso o seguir como él adelante bajo cualquier adversidad y llegar donde queremos, pero ojo, llegar una vez no significa que conquistamos la gloria, hay muchas metas, y al menos yo quiero que cada vez sean más prometedoras por difícil que parezcan, estoy aquí construyendo un muro pero no de los ladrillos de la excusa, estoy construyendo un muro de resistencia, de perseverancia, no negare que los días llegaran con penas que harán brotar alguna lagrima, pero en mi esta la decisión de justificar o aprender, yo quiero nadar a mi meta por difícil que sea, al final de ese canal esta algo grande y glorioso y quiero llegar a pesar del dolor que se que implica ello, aunque abandonar parezca fácil, el vacio de la derrota es tan grande que cuesta mas vivir con ello que hasta morir en el intento de alcanzar lo más grande que te haya propuesto , heme aquí prefiriendo ser señalada mil veces por haberlo intentado, que ni siquiera ser señalada por no estar intentándolo, porque nadie me ve, mis errores no son fracasos, son una manera más de saber cómo no se hace, la fe en Dios, en uno mismo, es lo que nos mantendrá construyendo nuestro muro de fortaleza, derribemos ese que hasta ahora lo hicimos basados en las absurdas quejas y excusas vanas, cuando se quiere algo la perseverancia es el mejor aliado para construir un futuro grandioso.